El periodista y político Fernando Villavicencio dejó una marca indeleble en Ecuador al dedicar una gran parte de su vida a desenmascarar la corrupción que corroía el país. Su valiente lucha por la justicia y la transparencia lo llevó a enfrentar a poderosos actores políticos. Tras la declaración de muerte cruzada y la convocatoria a elecciones anticipadas por el entonces presidente Guillermo Lasso, Villavicencio decidió dar un paso al frente y postularse como candidato presidencial por el movimiento «Construye Ecuador«. Villavicencio nació el 11 de octubre de 1963 en el cantón Alausí, en la provincia de Chimborazo.
Los primeros pasos de su carrera los dio en el campo del periodismo. Tras graduarse de la Universidad Cooperativa de Colombia, una institución que luego cerraría sus puertas, Villavicencio se lanzó tempranamente a la exposición de investigaciones que ponían al expresidente Rafael Correa en el centro de la corrupción. Esta valiente actitud le valió enfrentar problemas legales; en 2014, fue sentenciado a 18 meses de prisión por presunta injuria contra el entonces mandatario. Esta situación lo llevó a tomar la difícil decisión de abandonar el país. Durante tres años vivió en la clandestinidad, refugiándose en las profundidades de la amazonía ecuatoriana. Posteriormente, encontró asilo político en Perú.
No fue sino hasta el gobierno de Lenin Moreno en septiembre de 2017 que Villavicencio pudo regresar a su tierra natal. Una vez de vuelta, retomó su labor periodística incansable, desvelando investigaciones sobre sobornos realizados por la empresa brasileña Odebrecht al movimiento Alianza País liderado por Rafael Correa. Un año después, las acusaciones que había ayudado a desvelar culminaron en la sentencia de ocho años de prisión para el expresidente ecuatoriano por el delito de cohecho.
En los últimos tiempos, Villavicencio decidió volver al ámbito político. Fue elegido asambleísta nacional por la alianza Honestidad y luego siguió su trayectoria de manera independiente. Durante su tiempo en la Asamblea Nacional, presidió la Comisión de Fiscalización y reafirmó su compromiso inquebrantable de combatir la corrupción que afectaba a la nación. Su valiente labor no pasó desapercibida para aquellos que veían sus intereses amenazados.
Villavicencio ya había experimentado la violencia de cerca, habiendo sido víctima de un atentado en su propia residencia. Además, las amenazas en su contra eran una constante. A pesar de ello, mantuvo su determinación de seguir luchando por un Ecuador más transparente y justo. Trágicamente, su vida fue arrebatada en un acto violento que conmocionó a la nación y dejó un vacío en la lucha por la justicia en Ecuador. El legado de Fernando Villavicencio perdurará como un símbolo de valentía y compromiso en la lucha contra la corrupción y la opresión.
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