¿Diálogo?

El diálogo es el mecanismo más idóneo para resolver diferendos y para llegar a acuerdos. Pero el diálogo presupone voluntad de las partes, entendimiento de que hay que ceder y, sobre todo, el respeto a la ley y a las normas de la convivencia civilizada.

La Conaie, y más específicamente su dirigencia, está cada vez más alejada de los supuestos sobre los cuales se basa el diálogo. En el proceso de ir al diálogo cometen infinidad de delitos: destrucción de bienes públicos, secuestros de fiscales y periodistas, destrucción de propiedad privada, chantaje a empleados de empresas privadas para que se unan a sus manifestaciones, tratar de obligar a empresarios libres a que cierren sus negocios, obstaculización de la libre movilización de ciudadanos, etcétera.

Pero no solo eso, sino que además públicamente dicen que no quieren el diálogo sino la caída del presidente de la República. Y por encima de todo, condicionan: “O se acepta todo o no queremos nada”. Y entre los puntos que plantean están asuntos que garantizan la no viabilidad de la sociedad. Bajar los combustibles, por ejemplo, es aumentar el déficit, es destruir las finanzas públicas, sin cuya estabilidad no hay sociedad viable.

Sería interesante que la Conaie, por ejemplo, exhiba los logros de todos aquellos municipios y prefecturas donde han tenido el control durante bastante tiempo: ¿tienen promedios mejores que el resto del país? ¿Las obras que han hecho están con precios por encima o por debajo de la media? ¿Están sus finanzas en buena situación? ¿Hay o no hay nepotismo en esas administraciones?

Preguntamos: con sus marchas a través de décadas, ¿han logrado que la clase indígena —de cuya pobreza todos los ecuatorianos queremos que salga— mejore más que el promedio de los ecuatorianos?

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Artículo de Alberto Dahik: «¿Diálogo?»

¿Era posible dialogar con Hitler, con el Ayatola Khomeini o con Osama Bin Laden? Sus extremismos hacían imposible ese diálogo.

Si en un matrimonio una persona es esquizofrénica y le pega a la otra permanentemente, ¿cabe el diálogo? No, cabe la separación y la aceptación de la persona enferma que tiene que curarse con ayuda profesional. Si un socio es ludópata y roba en la empresa, ¿cabe el diálogo? No, seguirá robando, a menos que un profesional lo saque de la adicción a la ludopatía.

La Conaie, más específicamente su dirigencia, no cree en el Ecuador ni en la ley ni en las instituciones. Se han radicalizado al punto en el cual no aceptan nada que no sea lo que piensan y, peor aún, tienen intenciones que lamentablemente concuerdan con el mariateguismo, con una visión de la destrucción del Estado y sus instituciones.

Ante eso, solo cabe la aplicación de la ley, el precautelar el derecho de la inmensa mayoría que quiere paz y trabajo, frente a una minoría que cree en el secuestro de la mayoría. La gran tragedia es que el interés político y el cálculo hacen que el resto de la sociedad no se aglutine en torno a la ley, sino en torno a otros fines.

La agenda de ciertos líderes no es compatible con la convivencia civilizada, y ellos manipulan a la mayoría del pueblo indígena que no quiere esto. Ojalá el diálogo funcione. Yo dudo.

Autor: Alberto Dahik

Fuente: El Universo

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