Glas: El presidente cosecha lo que sembró

No importa si se creaba la Comisión de la Verdad y se comprometían a meter la mano a la Justicia. O si permitían que el correísmo, ajeno a cualquier sentido de la ética, usara, como ha usado, a jueces corruptos. No importa si no hacían lo uno ni lo otro. Libremente se expusieron a que cualquier beneficio para Rafael Correa, Jorge Glas, María de los Ángeles Duarte, Alexis Mera y otros delincuentes del correísmo, pudiera ser visto como un intercambio de favores políticos. Ese era, ese es el costo. Y ese costo lo está pagando desde ayer el gobierno de Guillermo Lasso, cuando se anunció que un juez de Manglaralto concedió un Habeas Corpus a Glas. Y que este abandonará, como ya lo hizo, el Centro de Rehabilitación de Cotopaxi donde purga penas desde octubre de 2017.

El presidente se compró el riesgo cuando hizo (y luego deshizo) un acuerdo con el correísmo (y el nebotismo) antes de posesionarse. Y ese fue el peligro al que apostó Francisco Jiménez, ahora ministro de Gobierno, cuando, siendo asambleísta en abril 2021, dijo ser partidario de revisar sentencias de algunos personajes del correísmo. Y ubicó aquella movida en una dinámica de estabilidad política.

Algunos en el gobierno quisieran que no se unan esos puntos. Pero en política no solo se juega ajedrez, donde las movidas son pensadas y certeras. También se juega billar americano en el cual se corre el riesgo de no embocar la bola en cada tiro. Por eso el Habeas Corpus, aparecido de la nada, otorgado por un juez investigado y en camino de ser suspendido, pone al gobierno a la defensiva. No le bastarán boletines y tuits para convencer a la opinión de que no participó en este terrible desaguisado para la nación.

El presidente paga aquí errores estratégicos al rodearse de empleados suyos que nunca lo cuidaron como jefe de Estado. Empleados que aplaudieron su error de querer juntarse con Correa y con Nebot, apenas ganó la segunda vuelta. Como si hubiesen estado ausentes del país. Como si no entendieran que el sujeto-político-Lasso se hizo en oposición a Correa; no en alianza con él. Empleados que, aprovechando la cercanía, le han seguido repitiendo las bondades que tiene una alianza que de golpe y porrazo les aseguran cerca de 50 votos en la Asamblea Nacional…

Lasso cometió otro error estratégico al designar a Francisco Jiménez en reemplazo de Alexandra Vela. ¿Cómo se le ocurrió refrescar ese frente con un asambleísta que antes de posesionarse se encargó de generar un tornado destructivo que todavía lo envuelve? Si no quería que ese cambio se viera como un acercamiento al correísmo, para evitar la muerte cruzada, el presidente hizo exactamente lo contrario: acercó la opinión al único personaje en su entorno que se permitió decir que era favorable a revisar sentencias. Y que había que pensar en la estabilidad política. Blanco es, la gallina lo pone…

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Artículo de José Hernández: «Glas: El presidente cosecha lo que sembró»

Y, luego, cuando resultó confrontado con sus propias palabras, Jiménez reconoció que tarde entendió la conclusión que había forjado… sin quererlo. Falta de olfato político tiene el ex militante de Ruptura 25. ¿Tampoco se dio cuenta de que su visión voluntarista de entenderse con la Asamblea ponía en jaque la estrategia de distanciamiento emprendida por el presidente? ¿Acaso no había un cortocircuito ostensible entre su política de acercamiento a la Asamblea con la del presidente que dijo nada querer con ella y la acusó de albergar “ladrones y corruptos”? ¿O acercarse incluía para Jiménez acordar con el correísmo? ¿Por qué la ambigüedad entre los discursos que manejaron el presidente Lasso y el ministro Jiménez?

Esa mezcla de asesores descaminados y un ministro de gobierno alelado, que mueve caballos creyendo que son alfiles, produce el grave lío político en el cual se encuentra el gobierno. El presidente y su gobierno han creado las percepciones que viajan en redes sociales en este momento. Les va a costar un ojo de la cara convencer a una opinión estupefacta que ellos nada tienen que ver con la libertad otorgada por un juez supuestamente correísta a Jorge Glas. Les va a costar trabajo explicar, a gente escéptica, que aquello que ellos visualizaron, supuestamente en reuniones fallidas y escenarios etéreos, no es lo que está ocurriendo.

Solo ahora el presidente podrá aquilatar lo que hubiera ocurrido con su gobierno si lo hubiera iniciado aliado del prófugo y del socialcristianismo que también tiene delincuentes en sus filas. Lasso tiene problemas porque ha sido infiel a sus propias convicciones. Porque siempre supo que su senda y la del país iban en contravía con los intereses protervos de esas dos organizaciones políticas y, en vez de profundizar en esa estrategia, se ha dedicado a componer, en el gobierno y por fuera, con las fuerzas que reman en esa dirección. Y, ahora, que al parecer había decidido tomar distancia de la Asamblea y patear la confrontación para adelante, para resolverla en las urnas pero sin muerte cruzada, decidió traer al único político que, en su entorno, habló con desvergüenza de pactar con el correísmo a cambio de que él pasara su período como zombi en la Presidencia.

El presidente cosecha lo que sembró. Y si quiere recomponer el tablero -con Glas por fuera de la cárcel o de nuevo en ella- tendrá que cambiar su frente interno. Empezando por asesores y ministros, como Francisco Jiménez que ahora queda petrificado en su cargo y sin aliento político y ético. Él y el gobierno del presidente Lasso saben ahora que jugar mal ajedrez o billar puede tener altísimos costos.

Autor: José Hernández

Fuente: 4 Pelagatos

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