La Asamblea General de las Naciones Unidas designó al 11 de octubre como el Día Internacional de la Niña o Día de las Niñas.
Naciones Unidas ha hecho oficial la designación, centrando en la especial situación de vulnerabilidad que sufren millones de niñas en todo el mundo y que las hace las más pobres de entre los pobres.
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El 19 de diciembre de 2011, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Resolución 66/170 en la que declaraba el 11 de octubre como el Día de la Niña, con el objetivo de reconocer los derechos de las niñas y los problemas excepcionales que las niñas confrontan en todo el mundo.
En su primera celebración, el Día de la Niña se centró en el matrimonio en la infancia, que es una violación fundamental de los derechos humanos y afecta todos los aspectos de la vida de la niña. El matrimonio en la infancia deniega a las niñas su infancia, interrumpe su educación, limita sus oportunidades, aumenta el riesgo de violencia y abuso, pone en peligro su salud y por lo tanto constituye un obstáculo para la consecución de casi todos los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y el desarrollo saludable de las comunidades.
A nivel mundial, alrededor de 1 de cada 3 mujeres jóvenes de 20 a 24 años se casaron antes de cumplir los 18 años. Una tercera parte contrajo matrimonio antes de cumplir los 15. El matrimonio en la infancia causa embarazos tempranos y no deseados, y supone riesgos que amenazan la vida de las niñas. En los países en desarrollo, el 90% de las madres adolescentes de 15 a 19 años están casadas, y las complicaciones relacionadas con el embarazo son la principal causa de muerte de las jóvenes de este grupo de edad.
Las niñas con bajos niveles de escolaridad tienen más probabilidades de contraer matrimonio a una edad temprana y se ha demostrado que el matrimonio en la infancia prácticamente significa el fin de la educación de las niñas. Por el contrario, las niñas que han recibido una educación secundaria tienen hasta seis veces menos probabilidades de casarse en la infancia, lo que hace de la educación una de las mejores estrategias para proteger a las niñas y combatir el matrimonio en la infancia.
Evitar el matrimonio en la infancia servirá para proteger los derechos de las niñas y ayudar a reducir los riesgos de violencia, el embarazo precoz, las infecciones por VIH, y la muerte y discapacidad derivadas de la maternidad, incluyendo la fístula obstétrica. Cuando las niñas pueden permanecer en la escuela y evitan casarse a una edad demasiado temprana, pueden sentar las bases para una vida mejor para ellas y sus familias, y participar en el progreso de sus naciones.
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Los gobiernos, en colaboración con la sociedad civil y la comunidad internacional, están llamados a tomar medidas urgentes para poner fin a la práctica dañina del matrimonio en la infancia, así como para:
Promulgar y hacer cumplir leyes adecuadas con el fin de aumentar la edad mínima de matrimonio para las niñas a los 18 años y concienciar a la opinión pública sobre el matrimonio en la infancia como una violación de los derechos humanos de las niñas.
Mejorar el acceso a una educación primaria y secundaria de buena calidad, asegurando que se eliminen las brechas de género en la educación.
Movilizar a las niñas, niños, padres, líderes y activistas para cambiar las normas sociales nocivas, promover los derechos de las niñas y crear oportunidades para ellas.
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Apoyar a las niñas que ya están casadas, proporcionándoles educación, servicios de salud sexual y reproductiva, destrezas, oportunidades, medios de vida y la posibilidad de recurrir a la justicia en los casos de violencia en el hogar.
Abordar las causas subyacentes del matrimonio en la infancia, incluida la discriminación de género, el valor reducido que se otorga a las niñas, la pobreza, o las justificaciones religiosas y culturales.