Los amigos de Putin

El 25 de septiembre de 2008, Hugo Chávez tocaba la puerta del Kremlin con una larga lista de pedidos. Cuando concluía la reunión con el entonces primer ministro Vladimir Putin, el entonces presidente Chávez se refirió a un asunto muy cercano a su corazón: Correa. “Es un joven economista y una persona muy dinámica. Ahora está organizando una revolución civil”.

Un año y una semana después, Correa aterrizaba por fin en las faldas de Putin: “Hemos apreciado mucho la política que usted inició. Los rusos son invencibles y su espíritu de justicia y libertad son invencibles”, dijo el benjamín. Sellaron una alianza estratégica de siete documentos, compramos dos helicópteros rusos en USD 11 millones cada uno y Correa quedó presentado en sociedad.

En una segunda visita en 2013 se firmaron acuerdos para supuestamente impulsar proyectos energéticos, de transporte, de ciencia y tecnología. Vayan a ver qué pasó con la anhelada instalación de una nueva turbina para Termogas Machala, con el proyecto multipropósito Taguin y Coaque y con el Consorcio Estatal de Ferrocarriles de Rusia que venía a salvar a nuestro tren.

Correa hizo méritos antes de esa segunda visita. Acogió a Assange en la embajada británica en 2012 y luego recibió la visita del líder bielorruso Alexandr Lukashenko, muy amigo de Moscú y enquistado en el poder desde 1994. Una semana después, Ecuador fue uno de los cinco países que se opuso a que la ONU envíe una misión a Bielorrusia para investigar casos de represión y tortura.

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Artículo de José Velásquez: «Los amigos de Putin»

Pero el amor profesado no fue recíproco: Rusia no estuvo ahí para evitar el colapso de la Venezuela de Maduro y tampoco logró frenar el efecto dominó que se extendió a Nicaragua y Cuba. De todos los amigos de Putin en la región Correa fue el que resultó mejor parado, con cuatro temporadas frente a la cámara en la cadena RT. Quizás por eso hoy guarda un silencio cómplice sobre lo ocurrido en Ucrania. No vaya a ser que alguna vez tenga que volver al Kremlin para besar el anillo.

Autor: José Velásquez

Fuente: El Comercio

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