Que los delitos y otros actos reprochables se cometan a escondidas porque quien los comete siente al menos un poco de vergüenza, es un signo de que todavía no hemos caído en la barbarie. Si esos actos, en cambio, se cometen a cara descubierta y a la luz del día, no cabe duda de que hemos dejado o estamos dejando de ser una sociedad civilizada.
Durante la comparecencia de la fiscal, Diana Salazar, ante la Comisión de Fiscalización de la Asamblea Nacional, el correísmo, con la presidenta de la Comisión a la cabeza, decidió recibir en comisión general al prófugo de la justicia, Ronny Aleaga, intentando igualar su posición y su palabra a las de la fiscal de la nación.
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Para la presidenta de la Comisión de Fiscalización, la correísta Pamela Aguirre, ese delincuente y la fiscal están en el mismo nivel moral, y la delincuencia, que ha colocado en el mismo plano que la justicia, constituye su legítimo contradictor.
Desterrada la vergüenza, en el mundo de la barbarie reina la impudicia. Impúdica fue la actuación de Pamela Aguirre y sus coidearios. Y su impudicia nos da la medida de lo que ella y su gente son capaces de hacer. La vergüenza que alguien experimenta cuando comete un acto incorrecto revela que esa persona tiene una conciencia moral sana. La desfachatez y hasta la soberbia con las que comete una acción reprochable son propias del bárbaro.

Pamela Aguirre, que se ufana de sus faltas y, encima, trata de hacerlas pasar por acciones correctas, practica la política de la barbarie. Estado en el que todo vale, pues no hay referentes para el bien ni para el mal.
Por eso, la actuación de Pamela Aguirre y sus coidearios en la comparecencia de la fiscal nos dice que ellos ni siquiera llegan a inmorales. Son amorales y, gracias a su amoralidad, no tienen empacho en poner en el mismo saco al delito y la justicia, a un delincuente y a una mujer honesta.
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Carecer de referentes morales vuelve aceptable cualquier acción. El delincuente, entonces, puede juzgar al juez y el juez someterse al juicio del delincuente.
La amoralidad de Pamela Aguirre y la desvergüenza con que la practica es algo más que una tara ética personal. Es el indicador del estado de salud moral de la sociedad política. De una sociedad en que la conducta de las personas no se guía por valores y reglas generales, sino por el imperativo del momento, independientemente de su contenido moral.
“!Ay, Pame!”. ¿Hasta dónde vas a llegar?
Autor: Fernando López
Fuente: Plan V
Esa es la verdad, cuando las ambiciones superan todo principio de racionalidad, basadas en leyes que fomentan y facilitan la corrupción y que son introducidas a la Constitución. Precisamente es la tal Asamblea la encargada de aprobar las leyes, qué pueden aprobar o negar. Acaso la Asamblea anterior no liberó de todo cargo a quienes destruyeron Quito e incluso a que se los indeminice? Ah que el derecho a la igualdad! Así llegó a presidencia el hijo del manco correa, un miembro de una familia de drogadictos y cuyo resultado estamos viviendo, llegada de la narcodelincuencia, del sicariato en todo el país, el dominio de la droga, el crimen, el robo y sin poder hacer nada.
La Asamblea qué es hoy?… no es más que una cueva de ladrones y analfabetos, que no? ahí estan la hermana del prófugo, encabezando la flota de asambleístas, una bailarina, otra de tubo, la tal Pame, una ignorante completa y otras correístas que recibieron títulos de profesionales en el correísmo, se dice que más de 300 mil títulos se entregaron en el correísmo a sus miembros.
Le digo a la Pame, presente el certificado de haber terminado el 3er curso de colegio o la matrícula de 4to año. Lo cierto es que el país difícilmente saldrá de esta crisis, la Asamblea es una cueva de ladrones y delincuentes (intocables} y la embajada de México la puerta de escape de todo delincuente. Amlo justifica que sus embajadas sean puerta de escape de la delincuencia internacional, porque dice que ellos vienen con plata, aunque robada o desfalcada y México busca superar económicamente a su vecino USA