El correísmo, desesperado, ya está en la lucha por sobrevivir

Lo que está sucediendo con el correísmo es peor que la separación (o traición dicen ellos) de Lenín Moreno.

Es relevante lo que suceda con ese grupo de fieles seguidores de Rafael Correa porque, pese a que algunos de sus opositores no lo quieran reconocer, todavía son la mayor agrupación política. Esto pese a que ha dejado una larga estela de corrupción y desgracia a la nación. Y que todavía la vemos, y otros todavía la sufren.

Al menos hay ocho puntos que hacen que el correísmo se encuentre en el peor momento de su existencia desde el 2006. Pese a la desesperada jugada de manipular el Código Penal para salvar los huesos del líder prófugo, se encamina a una división, y una de sus alas, incluso, al hundimiento.

1. Correa por YouTube: El prófugo y campanero (el nuevo apodo), Rafael Correa, el máximo líder de la Revolución Ciudadana, tiene dos órdenes de captura en Ecuador. Y no pisa el país, que dice amar, desde hace unos ocho años. Su presencia es virtual y en cónclaves de los líderes populistas o antidemocráticos. En sus entrevistas al cada día más reducido periodismo correísta, luce agotado, cabreado, frustrado e impotente. Encerrado en la pantalla. Además, hay una generación, la de los veinteañeros, que no lo conoce y a quienes no les importa ni un poco. Así, al parecer, presenciamos el ocaso del líder máximo.    

2. Los de México ya son “Pro” no “Anti”: En México están los jerarcas del correísmo. Ese país, dominado por la izquierda populista de AMLO, los acoge desde el 2020 sin importar sus pasados. Incluso, al no tener persecución alguna, ni siquiera procesos judiciales. Fabricaron una mentira en contra de Lenín Moreno, que se ha ido cayendo de poco. Es más, uno de ellos, un exasambleísta que se autocalificaba de perseguido, regresó silenciosamente en el 2021. Por allá cantan Pueblo Nuevo y, tibios en sus críticas al actual gobierno, han agachado la cabeza a Daniel Noboa. Ya no son lo que eran.     

3. Glas ahogado: El exvicepresidente Jorge Glas es un muerto en política. Sí, podrá revivir, en política no hay muertos. Pero su huida a la Embajada de México en Quito lo deja fuera de combate por un presunto peculado en la reconstrucción de Manabí. Ya no es ese líder que salió de la cárcel 4 de Quito en medio de aplausos, aclamaciones, abrazos y besos. Incluso, la primera alternativa de candidatura presidencial. Sus coidearios no le dejan ni un mensaje en X. Además, el Gobierno de Daniel Noboa no parece dispuesto a dar un salvoconducto para que salga de país. Hace unos 7 años, Glas decía que el mayor riesgo es no dar respuestas cuando la militancia cuestiona a los dirigentes. Lo que hace a diario. Ya en el limbo, Glas está fuera del ring político.

4. Noboa necesita de los votantes correístas: El presidente Daniel Noboa crece en las encuestas por su trabajo contra el terrorismo y el crimen organizado. Lleva más de 60 puntos de aceptación. Es uno de los beneficiarios de la arremetida militar. Pero para la eventual candidatura a la reelección necesita del votante correísta y continuar cuatro años más en Carondelet. Sus opciones se han ampliado para el 2025. Y una de ellas es partir al correísmo, aprovechando el olvido de Correa en el votante más joven. Donde ya lleva ventaja.

correismo-desesperado
Artículo de Jean Cano: «El correísmo, desesperado, ya está en la lucha por sobrevivir»

5. Otros candidatos también quieren un pedazo: La carrera por Carondelet en el 2025 hace que aparezcan otros actores que pueden lastimar al correísmo. Por ejemplo, Carlos Rabascall. El exentrevistador de la época de oro de la propaganda del correísmo es la muestra más clara de esa búsqueda del votante de Rafael Correa, pero que está desencantado. El correísmo allí tiene otro problema cuando no existen líderes fuertes que hagan política en Ecuador.

6. Las críticas a los de la segunda línea: Varios analistas coinciden en que los líderes de segunda línea del correísmo no apoyan como se esperaría a Rafael Correa o a Jorge Glas. El silencio también es un mensaje. Pabel Muñoz, Paola Pabón, Leonardo Orlando, Pierina Correa o Marcela Aguiñaga, por ejemplo, no son contundentes en sus mensajes para respaldar las posturas del líder prófugo. Así, han encendido una alarma: la posible tercera derrota consecutiva en las elecciones presidenciales y la intrascendencia futura si no diseñan una nueva tienda política o si continúan silentes ante las movidas del líder.

7. Indefinición del futuro candidato a la Presidencia: Todavía no está claro quién será el candidato para las elecciones presidenciales del 2025. Luisa González o Andrés Arauz no aglutinan apoyos. Y, por el momento, no hay nuevos cuadros. Entonces, surge la pregunta: ¿No quieren hacerse cargo?, o ¿dan por perdida la siguiente elección? Lejos quedó esa máquina que hacía que la oposición esté obligada a discutir temas nacionales serios ante el posible retorno. Por ahora.

8. El nexo con el crimen organizado: Políticamente ha sido durísimo para el correísmo apartarse de los señalamientos de corrupción, en Ecuador y en Estados Unidos. Parece que la única jugada es sacar del cargo a la fiscal Diana Salazar, apostando a la suerte de que, si lo logran, quien venga tenga una línea distinta. Son tantos los procesos, investigaciones y sospechas, que ya es un lastre para cualquier intento político de regresar al poder. Correa tiene más de 40 investigaciones. Estados Unidos indaga en lavado de dinero. La Fiscalía tiene abierto el caso Metástasis y cada vez es más evidente una conexión de ciertos miembros con el crimen organizado y el narco. Lo que les pasa a algunos de esa tienda política es la comprobación de ese dicho viejo: no hay crimen perfecto.          

Al parecer, la única solución para el correísmo es dejar de empujar la actual agenda rabiosa, divisionista, populista y medio marxista. Y, claro, la mañosería, como tratar de sorprender a la población con jugadas —la del cambio en el Código Penal— para que los corrompidos no cumplan sus penas.

Es un callejón sin salida para ese grupo. Por un lado, sin Correa no hay correísmo. Y las “traiciones”, lo hemos visto, las pagan caro. Correa “se come” a sus hijos.  

Por otro lado, fortalecer lo que ellos llaman —arrogantemente, por cierto— progresismo, pero sin los líderes cuestionados o procesados penalmente, que parece inevitable. Y así, resistir. Sobrevivir. O, simplemente, les quedará morir lentamente como pasó con el bucaramato.

Autor: Jean Cano

Fuente: Plan V

Deja un comentario