El atardecer del caudillo

Nada es para siempre y rige para todo. Incluida la política, puesto que el poder es transitorio. Líderes de apariencia omnipotente e invencible, de pronto se desmoronan y desploman. El poder tiene, como los alimentos envasados, un tiempo de caducidad. Todo se desgasta y terminan cansando, produciendo fastidio y disgusto. Aun en las filas de sus propios fieles. Y este es el caso del caudillo que ejerció el poder hegemónico durante una década. El poder no es para siempre.

El caudillo está fugado de la justicia. El propio presidente Noboa, refiriéndose a él, ha dicho que de PhD ahora es un HP. Resulta una verdad la afirmación de Guili Andreotti cuando dijo: «El poder desgasta sobre todo cuando no se tiene». El caudillo pierde varias veces y se disminuye. Se ha mermado a un veinte por ciento la adhesión. Condenado a perder en el 2025. Aunque recoja a Iza.

Perdió el control que ostentaba en el CPCCS. No dispone del Consejo de la Judicatura, sus operadores Terán, Muñoz y Barreno, procesados, moran en una prisión. La confabulación detonó y ya no pudo colocar jueces propios en la Corte Nacional. No consiguió echar a la fiscal Diana Salazar, quien goza de credibilidad y admiración colectiva. Ni ubicar un contralor al estilo de Polit, quien es ahora un despojo condenado por la justicia de La Florida.

Le falló el escape de Glas a cargo de López Obrador y Glas está atrás de los barrotes en una celda de La Roca. El contenido de sus celulares y de su iPad, lo colocan al filo de la histeria y la locura. Quebrantado por la derrota en la consulta popular, la extradición le ruge como pesadilla de una lista de espera que lo desespera.

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Artículo de Ramiro Rivera: «El atardecer del caudillo»

A pesar de contar con más de cincuenta votos fieles, su movimiento político se agrieta. Asambleístas que se libran. Otros, en privado, dicen no soportar su desmesura y amargura. Dispuestos a dar un paso al costado. Queda aislado en la Asamblea Nacional. Metástasis y Purga lo destapa cercano a las redes de la mafia. Ahí están Glas y Aleaga. La prefecta Aguiñaga, fuera del redil, igual Carlos Rabascal. Golpe tras golpe se ve debilitado. Le queda sus granjas de troles y su maquinaria de fake news. En el rostro del caudillo se trazan y mezclan las líneas y estragos de su frustración, las señas del rencor y del odio que degenera, el agotamiento y la cercanía de su final. Los tiranos siempre caen, decía Mahatma Gandhi.

Autor: Ramiro Rivera

Fuente: Expreso

1 comentario en «El atardecer del caudillo»

  1. EXCELENTE ANALISIS. ESTA CLASE DE PERSONAS NO DEBERIAN DE TENER REPRESENTACION DE NINGUNA INDOLE PARA EL DESARALLO DEL PAIS. PIEDAD Y AYUDA A NUESTRO PAIS CON GENTE HONESTA, SINCERA Y QUIERA SACAR ADELANTE AL PAIS.

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